Doce campanadas

Doce campanadas,

doce ecos de bronce

huyen gong a gong

moviendo cortinas

negras en la noche.

No volverán.

Serán otros sones

los que se oigan otros años.

Los que suenen hoy

enfilarán la senda del olvido

vagando eternamente

entre galaxias y agujeros negros.

Es su  cementerio,

donde duermen sueño eterno

las palabras huecas,

las  promesas incumplidas,

los sonidos y los ecos,

donde yacen  arrullos amorosos

ajados y olvidados por el tiempo.

Debe haber un cementerio para eso,

para palabras que se lleva el viento.

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