Opinamos y aconsejamos de lo que no sabemos ni conocemos suficientemente. Cuando una enfermedad afecta a algún conocido o amigo diagnosticamos y recomendamos medicinas y remedios que en una ocasión nos fueron bien a nosotros o hemos oído que les fue bien a otros. Alrededor del trabajador que ejecuta una obra en la calle suele haber espectadores ociosos dando su versión sobre la mejor manera de realizar lo que está haciendo el operario, con explicaciones técnicas incluidas, pero sin doblar el espinazo. Personas célibes por vocación o voto aconsejan sobre temas matrimoniales o sobre temas tan delicados como el aborto cuando ni han probado miel ni hiel del primero ni sufrido dolores de parto en el segundo.
Desde la barrera es fácil imaginar verónicas de ensueño, pero el toro en el ruedo da cornadas a quien pisa el albero y no a los que aplauden o recriminan la faena.