Descanso eterno

Decir descanso eterno

es cubrir a la muerte

con la túnica gris del eufemismo.

De esta forma evitamos

encontrarnos con ella frente a frente.

Es una palabra que aterra

tan solo con nombrarla,

una oquedad inmensa

en el vacío de la nada.

El descanso repara

si despiertas del sueño.

Del que perdura tanto, que se sepa,

nadie ha vuelto.

-descontadas creencias,

que defiendo y respeto francamente-

Hisopo en mano, en el asperge,

los curas lo desean a los muertos,

pero también se contradicen

porque si nos dormimos para siempre,

¿cuándo disfrutaremos de la gloria?

¿Qué harán los ángeles de las trompetas

si nadie se levanta

el día que nos llamen

para rendir cuentas pendientes?

¿Se irán con la música a otra parte?

Solo la media vuelta en duermevela

y los chasquidos de la lengua

son señales patentes

de que alguien descansa.

Quizás, de cuando en cuando, algún ronquido.

Del otro descansar no se despierta.

que yo sepa y mi mente alcanza.

Y eso, salvo error u omisión,

es muerte eterna.

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