Descanse en paz.

Esta frase rutinaria que repetimos cada vez que alguien muere y que transmite  el deseo de paz y descanso para los difuntos contiene una vana pretensión. Cuando uno  muere no  descansa porque  le falta al descanso una cualidad fundamental: el gozo de saberse descansando. El muerto no puede darse media vuelta en la  seminconsciencia de la duermevela  para cambiar de posición ni chasquear la lengua en mitad del sueño. Le falta al descanso eterno despertar para percibir el beneficio de tan reconfortante reposo. No hay descanso, como tampoco hay cansancio ya que falta el movimiento y las herramientas de la brega quedaron arrinconadas para siempre. Lo que hay es un retorno al punto de salida, que es la nada y de la nada no hay conciencia ni recuerdo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.