Casi nada es permanente

Lo que en cierta ocasión fue calificado de inmutable, devino con el tiempo en pasajero.  “No se engañe nadie, no/pensando que ha de durar/ lo que espera/más que duró lo que vio/pues que todo ha de pasar/por tal manera”, (Jorge Manrique).  El ‘Titanic’, insumergible, yace en el fondo del océano. Los principios fundamentales del Movimiento, permanentes e inalterables por naturaleza, fueron derogados.

El filósofo griego Heráclito puso como paradigma al río para plasmar el continuo fluir de la existencia. Ni el que se baña en él ni el agua son los mismos la siguiente vez. Joaquín Sabina en ‘Peces de ciudad’ busca a un amor adolescente y encuentra a una mujer casada que ya no se acuerda de él.

Más cruel, lo del tango: “Volvió una noche, nunca la olvido, con la mirada triste y sin luz, y tuve miedo de aquel espectro que fue locura en mi juventud…” “Había en mi frente tantos inviernos que también ella tuvo piedad”.

Una pareja, que vivió una historia de amor en el pasado, se citó una tarde en la cafetería donde se conocieron después de muchos años sin verse. Acudieron nerviosos y con curiosidad al reencuentro. Llegó primero ella y entretuvo la espera mirando escaparates.  De pronto, vislumbró el reflejo de un hombre en la luna de uno de ellos. Dudaba si la imagen tan deteriorada podía corresponder al joven que la encandiló. Lo era y estaba detrás, a escasos metros. Cada uno pensó que el otro no lo había reconocido.  No se dijeron nada y volvieron a sus casas.  Esa noche se disculparon por teléfono alegando excusas para justificar sus ausencias.

 Hace años producía mucho rechazo social el amancebamiento y tener hijos sin estar casados.  Guardianes de la moral ajena los lapidaban con palabras y arañaban con miradas. ¡Puras y castas hasta el altar!  Algunos tuvieron que poner tierra por medio para librarse de la presión y la marginación que sufrían.

Cuando alguien ennoviaba se decía que fulanito salía con fulanita.  Hoy no salen. Entran directamente al tálamo, eludiendo zaguán y petición de mano. Un día cualquiera te enteras de que conviven, sin más ceremonial ni vicaría. Hasta el lenguaje ha perdido contundencia y lo de rejuntarse va dejando el redoble del prefijo que alertaba del pecado.

Cuando pasan unos años, si les conviene, cursan invitación de boda a parientes y amistades.  Lo que fue deshonra y descrédito, aparejada con marginación social, hoy escandaliza a pocos.  A nadie debe importar la vida íntima de los demás.

Todo cambia, todo fluye. Quizás los más reacios a la evolución sean quienes padecen la irrefrenable tendencia a prometer y no cumplir. Los burlados periódicamente acuden al lugar donde los engañaron. Recelosos al principio, entran después como perdiz en mayo a dar vueltas a los atriles ante los reclamos de buche de los oradores. Les prometen lo de ayer para lo mismo prometer mañana, sin cumplirlo. 

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