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A mitad de la calleja
está sola la farola.
Resonaron hace horas
los ecos de los últimos pasos presurosos
y bajó la madrugada
con su traje de escarcha
a posarse brillante entre las tejas.
La salamanquesa acecha
el vuelo de una palomilla.
En el aire quedaron los besos de una despedida,
dos chiquillos casi,
asomados al despertar amoroso de la vida.