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El carbón de encina en el anafre enrojece a golpe de soplillo.
Mi madre prepara el café migado con tostadas
y sobre ellas, la nata, en el tazón de porcelana.
Con los ojos aún hinchados de dormir,
el aseo en la palangana al lado del brasero.
En los tejados el humo de las chimeneas…
Con cartera de cuero, pizarra y pizarrín me voy a la escuela
por los caminos que bordean el arroyo entre carámbanos y helada.
El sol, débil, dorado y oblicuo todavía, levanta la bruma en la cañada…
Los pupitres con tinteros…
El olor a goma de borrar…
El maestro pronunciando los dictados…
Aún perduran, abrigados de ternura
los recuerdos…tan lejanos.