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El monótono fluir de la rutina
entremezcla los límites difusos
de las horas y los días confusos,
cual vela al horizonte la calina.
Una angustiosa soledad camina
por senderos y atajos inconclusos
infestados de penas y de intrusos
que turban paz con desazón dañina.
Destruye nudos al gordiano modo,
un tajo a la raíz lo cura todo.
Que vuelva a ti la magia de la vida.
Al aire, libertad sin ataduras,
antes que recubierta de amarguras
ciegue el hollín la puerta de salida.