Cierto sector de la población, perteneciente a la más rancia derecha, cree que el rey y la bandera, el ejército y la guardia civil, son instituciones de su propiedad y que cuando la izquierda está en el poder son unos intrusos que les roban sus derechos.
Abuchearon e insultaron a Felipe González en el año 1994 cuando era presidente del gobierno y presidió el 150 aniversario de la Guardia Civil. En una pancarta se leía: “Los políticos os denigran, el pueblo os honra”, arrogándose la representación de los ciudadanos, que no tenían, y atribuyéndole un supuesto sentimiento que solo era el suyo.
Le sucedió a Rodríguez Zapatero y le ha vuelto a ocurrir a Pedro Sánchez. Los consideran advenedizos a la sacrosanta causa del patriotismo, que ellos representan como nadie.
Sea acertada o errónea la gestión política de los gobiernos que ejercen el poder, han sido elegidos en votaciones democráticas por la mayoría de los ciudadanos. Si no gustan, a las próximas no se les vota y aquí paz y después gloria, pero en actos institucionales el presidente del gobierno ostenta la representación legal que les confieren los votos, que son los de la mayoría de del pueblo español.
La bandera y las Fuerzas Armadas pertenecen a todos los españoles y no deben mancharse con las inquinas de derechas ni de izquierdas.
Por cierto, esa bandera que dicen defender con tanto ardor, tiene la sangre de los humildes, de los pobres, que tuvieron que ir al frente en guerras, como las de Marruecos, Sidi Ifni, Filipinas porque no pudieron salvarse de hacerlo al carecer de medios económicos, mientras los pudientes se quedaron en sus casas y llegado el caso sacaban pecho asistiendo a los desfiles.