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Sólo por eso,
por poner tu mano en mi hombro
aquella tarde en que la pena se hizo inabarcable,
por no ir a corriente del bulo
y salir a defenderme cuando estaba ausente,
por encontrar tu mirada comprensiva
cuando no sabía dónde posarla y decirme sin palabras aquí estoy a tu lado.
Por ser soporte y cayado
cuando mis fuerzas flaqueaban y necesitaba sostenerme.
Sólo por eso,
por esos detalles tan pequeños y tan grandes,
gracias, amigo.