Aquel amigo de la infancia, ágil, vivaz, y travieso que recorría conmigo los solitarios caminos de los campos y gateaba a las moreras a coger hojas verdes para los gusanos de seda, que aguantaba jugando al fútbol en las largas tardes de verano hasta que no se veía el balón, que se bañaba en el río buscando en las covachas los peces escurridizos… ¿Cómo ha cambiado tanto? Apenas lo reconozco.
¿Y yo, cómo estaré a sus ojos? ¿Seré también para él una persona diferente?
¿Qué queda de nosotros debajo de las escamas del tiempo?
Muy dentro debe haber un núcleo que guarde lo permanente, aunque, como dijo Neruda, “nosotros, los de antes, ya no somos los mismos”. Nos transformamos lenta, pero irremediablemente y cuando dos personas se ven después de muchos años ya son otros. Sólo los recuerdos, limadas las aristas con azúcar, conservan posos de lo que fuimos.
¡En una persona, cuántos personajes!
Una respuesta a «Amigo de la infancia.»
excelente reflexion sobre nuestros amigos de la infancia… cuantos recuerdos conservamos todos hasta los ultimos dias de nuestras vidas aquellas primeras experiencias compartidas con los que yo llamo hermanos del corazon…
felicitaciones!!!
hermoso blog
excelente reflexion sobre nuestros amigos de la infancia… cuantos recuerdos conservamos todos hasta los ultimos dias de nuestras vidas aquellas primeras experiencias compartidas con los que yo llamo hermanos del corazon…
felicitaciones!!!
hermoso blog