Sentados a un metro de distancia en la terraza de un bar miran en direcciones opuestas, bien a los que pasean o a los que están sentados en otros lugares; a veces, furtivamente, al reloj de la torre. No hablan. Comen pipas de una bolsa común que hay sobre el velador. Cuando pasa algún conocido levantan la mano para saludar. Después de dos horas salen las primeras y únicas palabras de la noche:
-¿Nos vamos ya?
-Vámonos
(Nota: Sí, son las primeras y únicas porque el camarero, que ya conoce sus hábitos, ha preguntado que si lo de siempre y ellos han asentido con la cabeza)
Qué coincidencia, ayer mismo por la mañana le hice una foto a mi mujer con mi hijo en brazos en ese mismo sitio, lo que pasa es que estaba un poco a contraluz y no ha salido muy clara. Continúa escribiendo, lo haces genial, saludos
Muchas gracias, Pedro. La fotografía está hecha desde la puerta donde vivo y donde tú tienes tu casa para lo que se te ofrezca.