Hay tristezas
con leves tonos de melancolía
y color sepia de añoranza.
Hay ácidas tristezas
con caminos que no tienen salida.
Alegrías
de apacible luz
y ruido de agua clara en la rivera.
También estentóreas alegrías,
forzadas risotadas estridentes
que encubren y disfrazan las más agria
de todas las tristezas: el vacío.