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(Fotografía de José Jurado)
Una cálida noche de verano
el grillo pespuntea su negra pena
y luce esplendorosa luna llena
derramada de plata sobre el grano.
Llega el canto monótono y lejano
de ranas que entre junco y agua suena.
En los chopos el viento se serena
a esperar el rojizo sol temprano.
Al fresco de la calle los vecinos
un momento de paz han encontrado
tras los pasos de inhóspitos caminos.
Merecido, legítimo y honrado
el descanso después de los hocinos
bajo el cielo tan alto y estrellado.