Agradecimiento.

Carta al periódico HOY (7-5-2012)

 

Gracias a todos  los que han puesto su granito de arena para que, a este paso, recuperemos las más ínclitas y enraizadas tradiciones españolas que nunca debieron perderse.

Volveremos a disfrutar de  la ilusión que producía a las familias recibir aquellas cartas que llegaban por avión con rayas rojas y azules en los bordes y que traían noticias de los padres de familia desde Alemania, donde contaban qué buenas estaban las cervezas y las salchichas  de allí.

Gracias por impulsar  la convivencia familiar como en los tiempos en que  escuchábamos radio Andorra y a Alberto Oliveras en la cadena Ser  con  “Ustedes son formidables” al calor de brasero de picón. Ya está bien  tanto salir de casa  de copas y comilonas.

Gracias también por  favorecer la probable vuelta de los carburos, quinqués y velas que han propiciado desde tiempo inmemorial  las conversaciones familiares en un  ambiente intimista.

Por llenar las  acogedoras  solanas de parados con gorras viseras y manos en los bolsillos,  típica estampa sureña.

Por adornar las calles de nuestros pueblos y ciudades con   letreros de “Se vende” porque nos recuerda los años sesenta  cuando se podían comprar casas y solares  sólo con pagar la contribución atrasada que no podían saldar sus dueños.

Porque se volverá a utilizar la  técnica del remiendo y el zurcido que tan bien hacían nuestras abuelas metiendo un huevo de madera dentro de los calcetines  y que los jóvenes de hoy no tienen ni idea de su práctica desde que las cátedras ambulantes de la Sección Femenina dejaron de visitar nuestros pueblos.

Por reducir el número de jóvenes que puedan estudiar una carrera con  beca. Los que no la consigan y  puedan que  se la paguen y el resto que abandone los estudios, que también hace falta mano de obra sin cualificar.

Gracias  por ayudarnos a recuperar nuestras raíces y nuestra idiosincrasia,  que han sido envidia y asombro de  extranjeros.

2 respuestas a «Agradecimiento.»

  1. Genial. He disfrutado como un cochino leyéndolo. No obstante espero que este panorama no dure tanto como para que me vuelva a sentir incómodamente demasiado joven, como en los primeros sesenta.

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