Saltar al contenido
Cuando más la quiso fue cuando bordeaba las caricias de unas manos esquivas y rozaba la piel rosada de su cara con la excusa de mirar para otro lado.
Cuando se asomaba a sus ojos desde el brocal de un pozo de aguas transparentes con un fondo azul inalcanzable.
Cuando los suspiros por su ausencia subían desde el pecho a la garganta como olas desbordadas.
Cuando pasaba por las calles buscando sus estelas y al verla, fugaz, se aceleraba el corazón.
Cuando el deseo era un juego de cómplices miradas y cada frase un enigma a descifrar.
Cuando sus ojos se juntaban en la luna y las palabras eran silencios compartidos.
Cuando quererla era ternura frágil, pura, transparente y soñada.