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Abril es adolescente
de pletóricos rubores
que se convierten en flores
cuando los mira la gente.
Caprichoso y tornadizo
cambia de las aguas mil
a las que tiene un barril
o al azote del granizo.
Con las heladas tardías
o los solanos primeros
llena o seca los graneros
en sólo unos pocos días.
El cuco canta en la encina,
pende la lila en racimos
y la veloz golondrina
rasga el aire con su vuelo.
¡Quién tuviera quince abriles
y volver a los sentires
de enamorarse de nuevo!