A buenas horas

 vidamuerteylujuria

 

 

(Vida, muerte y lujuria de Sebastián Loaiza)

Cuando la sangre fresca  está  en el ojo

y fogosa en el cuerpo borbollea

el ardor que se incendia como tea

asoma con  vergüenza al  rostro rojo.

 

El pudor constreñido es el  cerrojo

y el  recato  adornado con librea

encubre la pasión cuando  flamea

produciendo abstención y fuerte  enojo.

 

Librado de prejuicios y  aprensiones

y dispuesto al desquite, la lujuria

busca goce sin fin ni condiciones,

 

más lo que fue abundancia ya es penuria

y aquel  celo  quedó en sus intenciones

por freno, timidez  y falsa  incuria.

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